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Los cuentos de valores: Había una vez un tema complejo…

Andrea Rur
Licenciada en Psicología – Psicoanalista de Niños

Había una vez un tema complejo, con múltiples caras y aristas espinosas.
Estaban quienes se relacionaban con él con extrema confianza y otros que lo hacían con suma delicadeza y cuidado.
Es que él, si bien se mostraba moderno, en verdad provenía de la antigüedad; venía, nombrado de distintos modos, a través de los tiempos.
En la actualidad era nombrado como Cuentos de valores. Estaba presente, invitado a numerosos ámbitos como congresos, jornadas, editoriales, ferias… lo cual dejaba entrever que algo de su esencia preocupaba y ocupaba a los especialistas y a los habitantes de distintos puntos del mundo.
Por aquí y por allá, intentaban rodearlo, atraparlo, encerrarlo, o liberarlo.
El respondía desde sus personajes y sus historias. A veces recurría a distintas disciplinas, pero siempre solicitaba que no lo violenten, que lo escuchen, y que desde la palabra, algo pudiera conocerse y pensar.
Preocupada yo también por su esencia, me acerqué a él cuidadosamente.
Estas son algunas de las preguntas que logré formularle en algunos encuentros:

  • ¿Qué posibilidades les brinda a los niños en el camino de su crecimiento?
  • ¿De qué manera intervienen en la estructuración y consolidación del niño como sujeto ético y moral, es decir, como ser que convive con otros?
  • ¿Cómo trabajar con los cuentos sin que ello se transforme en una transmisión pedagógica exclusivamente con fines moralizantes carente de placer por lo literario?

El, para intentar abordarlas, me respondió con algunos personajes de su familia, que vivieron historias y experiencias de la igualdad y la diferencia, con la esperanza de que tal vez ellos, pudieran transmitirnos algo que nos ayudara a pensar y a abrir posibles respuestas:
El gatopato, que tenía “pico de pato y cola de gato, con un poco de plumas y otro poco de pelo. Y tenía cuatro patas, pero en las cuatro calzaba zapatones de pato”.
“Los lunes, miércoles y viernes decía miau. Martes, jueves y sábados decía cuac…” (1)
El hombrecito verde “de la casa verde del país verde tenía un pájaro. Era un pájaro verde de verde vuelo. Vivía en una jaula verde y picoteaba verdes verdes semillas. El hombrecito verde cultivaba la tierra verde, tocaba verde música en su flauta y abría la puerta verde de la jaula para que su pájaro saliera cuando tuviera ganas.” (2)
Y la familia Barragán que era una familia muy particular porque hablaban con palabras que, además de ser pocas, “la única vocal que podían tener era la a. Y ésta era una ley propia de esa familia y como tal era respetada por todos, especialmente por el señor Barragán”. (3)

Todos ellos, a su modo, nos invitaron a transitar la experiencia del encuentro con la diferencia, con lo otro. Pero… ¿Qué es lo/el otro? ¿Bajo qué formas se presentó en los cuentos?
Lo otro y el otro en sus historias aparecieron como:

  • Lo diverso
  • Lo diferente
  • Lo que rompía con la uniformidad y con lo igual
  • Lo/el distinto
  • Lo/el extraño
  • Lo/el amenazante
  • Lo/el extranjero
  • Lo/el rechazado

Porque el Gatopato, al ser mitad pato y mitad gato, asustaba a unos y otros que lo observaban temerosos, con desconfianza o que directamente, le decían que se marchara. Hasta que conoció a la princesa Monilda que lo quiso como era, atravesando la experiencia de la diferencia, lo albergó en su palacio, en donde “el Gatopato jugó, trabajó, estudió y finalmente se casó con una sabia Gatapata”.

Entonces, una primer aproximación indicaba que la palabra del cuento y el amor posibilitaban vivir la experiencia de la diferencia en una actividad ligadora y de reflexión sobre el lugar del otro.

El hombrecito verde, acostumbrado y protegido en su verde mundo, conoció lo otro, lo diferente, un buen día en que “se encontró con que su verde pájaro cantaba canciones amarillas y violetas, volaba con vuelos azules, y ya nada estaba igual”. Ni para el hombrecito ni para sus vecinos, que algunos preferían no meterse con lo diferente que había aparecido en el barrio y otros, que espiaban curiosos la novedad.

Invitaban pues a sentir la experiencia de la aceptación y el rechazo frente a un mundo poblado de multicolores habitantes.

Y la familia Barragán habitando un mundo todo de “a”, conoció cierto día al “murciélago, los mequetrefes, el tin tin, el pochoclo y el cucú”. Y desde ese día, “dejaron de ser una familia  de palabras apagadas, armadas, ajadas, chatas, atascadas, raras, vagas y lavadas”, corriendo el riesgo de abrir sus puertas a la diversidad.

Todos ellos, con su riqueza estética, su despliegue imaginario y simbólico, produjeron ondas, despertaron inquietudes y temores, adquirieron múltiples e incalculados sentidos.
Y lejos de encerrar al ya estimado, antiguo y nuevo tema en clasificaciones y definiciones clausurantes, me despedí agradeciéndole su presencia y solicitándole que no detuviera su camino y que alguna vez retornara nuevamente a transmitir su sabiduría y misterio.

 

(1) M.E.Walsh, de Cuentopos de Gulubú, Y aquí se cuenta la maravillosa historia del Gatopato y la princesa Monilda, Alfaguara Infantil Juvenil, Buenos Aires, 2000.
(2) L. Devetach, El hombrecito verde y su pájaro, Libros del malabarista, Ediciones Colihue, Buenos Aires.
(3) G. Lago, Historia con alpargatas, pavadas y carcajadas, Cuentos del pajarito remendado, Ediciones Colihue, Buenos Aires.

Lic. Andrea Rur

Licenciada en Psicología (UBA) Año 1991 – Diploma de Honor
Psicoanalista de niños, supervisora institucional y coordinadora de talleres
para padres, para niños y Cursos y Seminarios para docentes y profesionales de la salud.
Cofundadora del Grupo La llave, espacio de Arte y Clínica.
Autora de varios artículos de revistas de psicoanálisis con niños
Co-autora del libro “Rescatemos a los niños: análisis y soluciones para el cuidado
de los niños con problemas en el rendimiento académico” (de la Facultad de Estudios
Superiores Iztacala UNAM, a través de la Editorial Pax, México, de próxima publicación).
Email: andrearur@yahoo.com.ar

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